Atarrabi - Sondika

Vaya tomate con bonito, vaya pimientos verdes en tempura, vaya txistorra, etc y ayer acompañados de probar txacoli de la Bilbaiko Txacoliña, mencion especial a la última cosecha de Gorka Izagyirre, gracias Unai y cuñada por el rato compartido, llàstima que estigueu tan lluny, petons

Un placer tanto para ir a tomar un café mientras estás trabajando con el camión, como para ir a cenar con los amigos. Trato espectacular del personal y en especial del dueño. Un gran placer

Price per person: €20–30 Food: 4 Service: 5 Atmosphere: 5

Price per person: €10–20 Food: 5 Service: 5 Atmosphere: 5

Es un lugar diferente, en un principio no esperas encontrártelo ahí. Es bonito y agradable, a pesar de ser pequeño y tener que sortear a la gente para moverte, sobre todo cuando hay una actuación (era Sábado), creo que en este aspecto lo peor es molestar a los músicos para ir al servicio. La música en directo es espectacular, así como el estilo, aunque esto es cuestión de gustos. Es uno de los grandes reclamos de este local, además de la extensa carta de bebidas y las raciones elaboradas con productos de calidad. El precio es el esperado para un lugar así. Es una pena que en nuestra primera visita el servicio tirase por tierra el resto de aspectos, ya que pensábamos que era un gran descubrimiento para repetir y porque sabemos que detrás hay un gran equipo que ha hecho todo lo mejor que ha podido. La persona que nos atendió, un señor con gafas, repitió en casi todas las intervenciones comentarios en nuestra opinión desafortunados, que no supimos entender a qué venían o qué finalidad tenían. Nos pareció de muy mal gusto como clientes, recibir burlas fuera de lugar como, por ejemplo, a causa de no elegir el vino más caro de la carta. O incluso llegando a ofrecer sus genitales en contrapartida a la falta de los huevos poché de la carta. Cuando sales a cenar, y más a un sitio que parece ser distinguido, no esperas que el camarero te haga sentir incómodo. Sobre todo, cuando todos en la mesa peinamos canas. Quizá no hemos sabido entenderlo y es triste, porque el sitio merecía la pena.